lunes, 11 de junio de 2007

TRAS SU MUERTE

Mis pies caminaban sobre el húmedo suelo de piedra recientemente mojado por la mortecina lluvia del crepúsculo.
Mis largos ropajes resbalaban por las hojas de aquel gélido otoño.
El silencio más sepulcral de todos los silencios existentes me envolvía, y mis pies seguían caminando en dirección al caos de su muerte.
Seguían caminando.
Y seguían.
Y seguían.
Hasta que sin previo aviso, con un gesto brusco, se detuvieron delante de su puerta, esa puerta que tantas muchachas había visto entrar, la única cómplice de sus asesinatos, la puerta...
Mis delicadas manos se deslizaron hasta la cerradura y la tantearon con sutileza, luego recorrieron el pomo, y lo abrieron.
Todo adentro estaba oscuro y ordenado, decorado con muebles de espectral mármol blanco y madera oscura, sillones y cojines tapizados del mas sangriento rojo y suelo de fría piedra.
El silencio se había extinguido y ahora un suave viento se balanceaba sobre los cristales de las enormes ventanas.
Camine por el lúgubre pasillo hasta las majestuosas escaleras, y subí.
Nada allí era como abajo, el infierno se dejaba advertir.
El miedo no latía en mis venas, estaba tranquila pero necesitaba llegar hasta él.
Lo encontré en una habitación de la que tuve que quitar las tapias que la encerraban, estaba de pie, de espaldas a mi con su largo cabello al viento y la lluvia que habían nacido mientras recorría la segunda planta, contemplaba los relámpagos y deleitaba sus oídos con los truenos.
Sabía que yo estaba allí, sabía lo que quería y también sabía que no me iba a rendir, que nada era como antes pero que podía volver a serlo.
De repente mis piernas flaquearon y me dejaron caer, el sonrió en silencio y se giró despacio, ando mirando mi flequillo y cuando llegó hasta mí se agacho, se acerco a mi oído y me susurro que ya echaba de menos mi compañía .Mi corazón dio un vuelco al descubrir que él sabía que ha veces iba a observarle, pero clavé mi mirada en la suya.
-Sé que todo fue mi culpa-siguió susurrando-y se que me amas tanto como yo a ti, pero ahora es demasiado tarde por que me mataste-termino
Me levanté súbitamente y le miré enfadada
-¡No te he matado!-grité enfadada, y mis palabras parecieron ser repetidas por los muros
-Oh claro que si mi vida-dijo sonriente-Nunca me has perdonado que matara por placer...¡y jamás lo harás!-gritó con júbilo
¿Te acuerdas esa noche?-volvió a susurrar-esa en que estabas sóla, sobre aquella tumba, la de tu bebe muerto, ¿recuerdas lo que pensaste?-me miró y continuó-yo si...pensaste que quizás habría sido mejor no conocerme, pensaste que me odiabas, pensabas que lo que más deseabas era mi muerte.
En ese momento me mataste sin saberlo, y entonces todo mi mundo entro en el mas profundo de los caos, mi vida dejo de existir sin apenas darme cuenta y lo perdí todo, te perdí a ti para siempre.
-Te equivocas-dije ausente
-¿Me equivoco?-preguntó retóricamente
-Siempre he sido tuya, y siempre lo seré .Nunca he podido cambiar eso y nunca podré-le respondí.
Se acercó y me abrazó .Nos fundimos cálidamente en uno .Nos besamos .Volvimos a caer en ésa espiral que nos recorría cuando estábamos juntos.
Todo volvió a ser como antes.
Volvimos a estar juntos.
Toda la sangre derramada llegó al río y los fantasmas de sus asesinadas nos guiaron al infierno

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