Évora es el más importante centro cultural romano, y está declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Posee numerosos monumentos, entre los que figuran un templo romano, un barrio moro y un grandioso conjunto de palacios y mansiones del siglo XVI, además de un cinturón de medallas medievales, todos ellos en un envidiable estado de conservación.
La ciudad aún tiene un aire provinciano y agrícola, lo que unido a lo bien comunicada que se encuentra, especialmente con Lisboa, hacen de ella un destino ideal para un turismo más reposado que el que se haya podido hacer por el Algarve.
El Templo Romano de Evora, situado en el centro del casco antiguo, data del siglo II d.C., y es el mejor conservado de Portugal. Enfrente de él se halla, convertido hoy en parador nacional, el estupendo Convento dos Lóios, del siglo XVI. Es una de las mejores muestras existentes del llamado arte luso-mudéjar de la época. A su izquierda se encuentra la iglesia conventual, la preciosa Sao Joao Evangelista.
La Catedral de Evora (Sé) es una curiosa mezcla de artes románico y gótico, y fue construida en el siglo XII, justo cuando la ciudad fue conquistada a los árabes. A su lado se encuentra el Museo Municipal, que cuenta con importantes colecciones de pintura portuguesa. Hacia el norte está la Antiga Universidade, una de las zonas más animadas de la ciudad.
El Templo Romano de Evora, situado en el centro del casco antiguo, data del siglo II d.C., y es el mejor conservado de Portugal. Enfrente de él se halla, convertido hoy en parador nacional, el estupendo Convento dos Lóios, del siglo XVI. Es una de las mejores muestras existentes del llamado arte luso-mudéjar de la época. A su izquierda se encuentra la iglesia conventual, la preciosa Sao Joao Evangelista.
La Catedral de Evora (Sé) es una curiosa mezcla de artes románico y gótico, y fue construida en el siglo XII, justo cuando la ciudad fue conquistada a los árabes. A su lado se encuentra el Museo Municipal, que cuenta con importantes colecciones de pintura portuguesa. Hacia el norte está la Antiga Universidade, una de las zonas más animadas de la ciudad.
Otros monumentos que merecen una visita son la Ermida de Sao Bras, la Igreja de Graça, y la increíble Capela dos Ossos, de la iglesia de Sao Francisco, con sus pilares y paredes recubiertos de los huesos de más de 500 monjes que vivieron aquí. Menos macabros, por supuesto, son el Palácio de Dom Manuel y el Museu do Artesanato Regional
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